Lo que ahora conocemos como espirulina es en realidad un descendiente directo de las primeras algas que se formaron en la Tierra, hace aproximadamente 3.500 millones de años, es decir, una de las primeras formas de vida.
Recientes investigaciones han demostrado que su incorporación en nuestra dieta sana no es tan reciente. Existen serios indicios de que los aztecas, en México, y los Kanembu, en el Chad, eran pueblos expertos en recoger este tipo de algas y usarlas para hacer tartas que dejaban secar al sol.
En ambas culturas, la espirulina está relacionada con la fortaleza física, pues se trata de un alimento que les aportaba vitaminas, minerales, aminoácidos y proteínas.
Sin embargo, tuvieron que pasar varios siglos para que volviéramos a fijarnos en este singular producto, que cada vez gana más protagonismo en el sector de la nutrición, la salud y la belleza por sus numerosas propiedades.
Entre sus beneficios se destacan las cualidades antioxidantes, la fluidez del tránsito intestinal, la regulación del apetito, un mejor funcionamiento de los músculos y el aumento del rendimiento físico e intelectual.
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Algunas ideas para incorporar el alga espirulina en tu dieta
¿Te parece difícil entender que incorporemos un alga a nuestra alimentación diaria? No te preocupes, no eres la primera ni la última que se hace esa pregunta, entre otras cosas porque no existe mucha información al respecto.
Pero lo cierto es que, por raro que parezca, la espirulina es un alimento que podemos incorporar fácilmente en nuestras comidas. Las tres fórmulas básicas para su consumo son en polvo, en cápsulas o en tabletas.
Si aun así crees que es difícil hacerlo, te proponemos que le eches un vistazo a estas recetas fáciles de preparar que te presentamos a continuación.
1) Batido de espirulina:
– 1 cuadro de espirulina en tableta (10 gramos).
– 1 plátano.
– 1 mango pequeño.
– 1 manojo de hojas verdes de espinaca.
– 1 taza de leche de soja.
– Canela y vainilla.
Preparación:
Pica el plátano y el mango en trozos pequeños, así como las hojas verdes de espinaca. Luego agrega la taza de leche, la canela, la vainilla y la tableta de espirulina. Puedes agregarle algún edulcorante. Luego bátelo o licúalo. ¡Listo para tomar!
2) Pesto italiano:
– 2 tazas de hojas de espinacas.
– 1 cucharada de ajo picado.
– 1 o 2 cubos de espirulina.
– Zumo de 1 limón.
– 1/3 de taza de aceite de oliva.
– 1/3 de taza de nueces.
Preparación:
Corta las hojas verdes y añade el ajo, la espirulina, el zumo de limón, las nueces y el aceite de oliva. Licúa o bate hasta que adquiera una textura espera, como de salsa. Puedes servir la salsa como acompañante para la pasta o para carne.
3) Budín de chocolate y espirulina:
– 1 taza de leche de soja.
– 4 o 5 cucharadas de chía.
– 1 cucharada de chocolate en polvo (cacao).
– 1 cuadro de espirulina.
– 1 pizca de canela.
– 1 pizca de vainilla.
Preparación:
Vierte todo en un cuenco y luego ponlo en la batidora o la licuadora. Déjalo hasta que quede completamente mezclado y luego ponlo en el refrigerador toda la noche. La textura típica del budín se alcanza tras varias horas de reposo.
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