El bienestar con uno mismo se consigue con la suma de pequeños hábitos que provocan tranquilidad con nosotros mismos. ¿Parece sencillo de conseguir verdad? Pero, ¿qué pasa con aquellas costumbres que hemos ido adquiriendo con el tiempo –la mayoría de las veces sin saber cómo ni por qué- y que nos alejan de esa sensación que nos da el sentirse a gusto con uno mismo? ¿Quieres ser capaz de abandonar el sofá para dedicarte a otras actividades que te hagan sentir mejor? ¿O reservar aquél alimento que no puedes dejar de comer para días señalados? En este post te queremos dar algunas claves para que consigas transformar los hábitos que frenan tu sensación de bienestar en rutinas saludables. ¡Ahí vamos!
Lo primero que debes hacer para cambiar lo que tú quieras de tu vida es hacerte algunas preguntas: ¿Cómo detectar cuáles de tus hábitos están perjudicando tu bienestar? ¿Por qué no consigues eliminarlos de tu día a día? Y ¿cómo puedes conseguir cambiarlos de forma efectiva?
Detectar hábitos no saludables:
Para poder cambiar un hábito lo primero que tienes que hacer es reconocer este hábito. Muchas veces tenemos tan interiorizadas nuestras acciones que ni somos conscientes de que las realizamos. Así que, para detectar cuáles de tus hábitos no te están haciendo bien tienes que analizar tus hábitos y ser consciente de los que te aportarán cosas positivas a largo plazo y los que no. Por ejemplo, si cada tarde te tomas un refresco, es muy probable que sientas una satisfacción instantánea, pero a largo plazo este hábito será perjudicial para tu salud.
¿Por qué es tan difícil eliminarlos?
Principalmente por la recompensa instantánea que proporcionan, algo a lo que es difícil resistirse. Los malos hábitos en su gran mayoría responden a una necesidad latente, de la que a veces no somos conscientes, como disminuir el estrés o calmar un antojo. Entonces, ¿cómo damos respuesta a esa necesidad y cambiamos de hábitos a la vez?
Cómo cambiarlos:
Una vez ya has adquirido consciencia de cuáles son los hábitos no saludables, si quieres triunfar en tu propósito de cambiarlos, no debes pensar simplemente en eliminar los malos hábitos. Así crearás un vacío en tus rutinas que volverás a rellenar con hábitos que te aporten satisfacciones inmediatas, es decir más malos hábitos. La manera más efectiva de cambiar los hábitos es reemplazarlos por buenos hábitos. Por ejemplo, siguiendo con el ejemplo de los refrescos, puedes cambiar el hábito de tomarte un refresco cada día por una infusión, un té o un vaso de agua con limón. También estarás consumiendo una bebida con gran sabor pero en este caso no tendrá la concentración de azúcar que tiene el refresco.
Otra gran recomendación en el propósito de cambiar de hábitos es tener paciencia, seguramente tu nuevo hábito al principio no te gustará tanto como el viejo, pero a la que empieces a notar los beneficios que te aporta ya lo tendrás interiorizado y no te costará seguir con él.
¡Mucha suerte!