Seguro que en más de una ocasión te han hablado de las ventajas que supone montar en bicicleta, sobre todo las de orden físico y muscular. Sin embargo, ¿qué pensarías si te decimos que esta práctica tan habitual es mucho más beneficiosa de lo que parece? Anímate a descubrirlo en el siguiente post.
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Montar en bicicleta es quizá uno de los ejercicios más completos de los que se tenga noticia. No sólo se trata de fortalecer tus músculos y mejorar tu función cardiovascular y tu sistema circulatorio. Es algo que va mucho más allá.
La prueba está en que no todas las personas que hacen ejercicio en bicicleta buscan tonificar sus piernas o activar los músculos de su espalda. Hay quienes lo practican por placer, ocio o, sencillamente, porque es el medio de transporte que más les conviene.
Incluso, en otras ocasiones es una práctica deportiva que suele acompañar a las dietas para perder peso, pues exige un esfuerzo conjunto del cuerpo y nos ayuda a eliminar grasas, especialmente las que se encuentran localizadas.
Sin embargo, una cosa sí queda clara: la calidad de vida de quienes se suben a una bicicleta es mucho mejor, pues los beneficios de esta práctica se reflejan sobre todo en el bienestar y la salud. ¿Los has vivido en primera persona?
Hacer ejercicio en bicicleta: una apuesta por el bienestar
En otros post te hemos hablado de los numerosos beneficios de hacer ejercicio en bicicleta, entre los que podemos destacar la mejora de las funciones cardiovasculares, el aumento de nuestra resistencia física, una mejor circulación, el fortalecimiento de la actividad cerebral y, por supuesto, la pérdida de peso.
Pero esta vez queremos ir más allá. Nuestro objetivo es que comprendas que muchas de las ventajas de esta práctica no se quedan en el terreno físico, sino que trascienden a otros niveles, como por ejemplo el de nuestro bienestar y calidad de vida.
Es decir, no es tanto los beneficios en sí mismos (que también), sino lo que suponen a medio o largo plazo y la influencia que tienen para que adquiramos un estilo de vida sano y equilibrado. Repasemos algunos de esos beneficios:
- Reducción del estrés y la ansiedad, dos de los principales problemas del siglo en que vivimos. La bicicleta despeja nuestra mente y armoniza la actividad cerebral, alejando las tensiones propias del día a día.
- Produce efectos antidepresivos. Una bicicleta puede ser el antídoto más eficaz contra la depresión. El solo hecho de salir, despejar la mente y disfrutar de un paisaje nos pone en sintonía con lo que nos rodea y nos proporciona las energías necesarias para encarar el día a día.
- Evita el consumo de fármacos y otros medicamentos. La dependencia de los fármacos muchas veces es producto de nuestra incapacidad por buscar otras alternativas a lo que nos preocupa. No descartes la bici; quizá si te subes a una verás de otra forma aquello que parecía no tener solución.
- Disminuye el riesgo de sufrir ciertas enfermedades, por ejemplo el cáncer o la diabetes, que son, en muchos casos, la principal causa de depresión y ansiedad. Esto se debe a que el ejercicio en bicicleta es integral e involucra a casi todas las partes del cuerpo, incluido el cerebro. En palabras del experto en medicina del deporte, Ingo Frobose, de la Escuela Superior Alemana de Deportes: «Montar en bicicleta fortalece el cuerpo y la mente».
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